Jacques Bedel

Paradojas

Jacques Bedel: Paradojas

Una paradoja es, según la definición, una idea extraña u opuesta al sentido común, una aserción que incluye su propia contradicción. Si bien para un artista y arquitecto como Jacques Bedel la funcionalidad debería ser un elemento clave de la creación, el artista desafía dicha funcionalidad mediante obras que ponen en cuestión la lógica de la física, haciéndonos reflexionar sobre el estatuto de la verdad en un mundo que se nos presenta claro y obtuso a la vez.

La serie Alter ego, concebida entre 1968 y 1969, profundiza las investigaciones ópticas y cinéticas que Bedel venía realizando en sus obras tempranas mediante el uso de espejos que alteran la percepción unificada del yo y así nos exponen a la multiplicidad de lo real. En la serie Objetos paradojales, de comienzos de los años 70, Bedel combina su oficio de arquitecto con sus investigaciones artísticas para realizar esculturas que oscilan entre el peso y la liviandad, la opacidad y la transparencia. Finalmente, la serie Aproximaciones al mal continúa el interés del artista en materiales novedosos y el problema del espectro, en este caso con imágenes de virus, bacterias y microorganismos que sólo son reveladas a través de las sombras que proyectan las piezas sobre la pared.

No es casual la fascinación de Bedel por la sombra, una entidad inmaterial que toma la forma de su soporte al mismo tiempo que lo deforma, y que es la metáfora del conocimiento por excelencia según la alegoría platónica de la caverna. Asimismo, todas estas piezas se enmarcan en el interés del artista por el concepto de desmaterialización, profundamente discutido desde los tardíos 60 en el medio artístico de Buenos Aires. La paradoja de Bedel, en el marco histórico en el que se inserta, es que en lugar de reducir la materialidad de la obra, sus piezas se desmaterializan precisamente mediante la elección de componentes que ironizan sobre la solidez del objeto, proponiendo simultáneamente presencia y ausencia, peso y levedad.

La historia del arte occidental circula a través del problema de la apariencia. Bedel se apropia y desafía dicha tradición, poniendo en cuestión no sólo los límites del medio y de su materialidad, sino también las certezas de este paradójico mundo que nos rodea.

                                                                                                                                     Aimé Iglesias Lukin