Herbert Rodríguez

La paz es una promesa corrosiva | 59° Bienal de Arte de Venecia

Herbert Rodríguez | La paz es una promesa corrosiva

Una selección de 30 obras y una proyección de diapositivas artesanales del artista y activista Herbert Rodríguez (Lima, 1959), se exhibirán este año en el Pabellón Peruano, en la 59° Bienal de Arte de Venecia, La leche de los sueños. Seleccionada por los curadores Jorge Villacorta (Lima, 1958) y Viola Varotto (Milán, 1982), la muestra en su conjunto se titula La paz es una promesa corrosiva. Armando Andrade de Lucio retoma su rol como comisario del Pabellón Peruano por cuarta vez en la Bienal de Arte.

Herbert Rodríguez es un reconocido artista visual de postura radical y crítica en el arte peruano contemporáneo. Las obras expuestas datan del período 1985-1990 y comprenden restos de su producción agit-prop (una mezcla de fotomontaje, collage, stencil, serigrafía y pintura) para los subterráneos (escena underground de ethos anarquista/punk). Esta escena rechazó todos los aspectos de la vida peruana en ese momento, y si bien reconoció la violencia estructural presente, no asumió ningún papel político.

También se presentarán diversos restos de sus periódicos murales ARTE-VIDA de 1989 (éstos, así como el material de agit-prop se conservan en el archivo del artista, junto con la documentación expuesta sobre mesas en la exposición). Las piezas de ARTE-VIDA derivaron de su práctica de agit-prop y fueron producidas en un teatro de guerra político y cultural: el territorio cargado de símbolos del campus universitario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima. El campus estaba dominado por Sendero Luminoso, un grupo subversivo que en 1980 le había declarado la guerra al Estado peruano y que a través de acciones terroristas y enfrentamientos con las Fuerzas Armadas había iniciado un período de violencia asesina en el país. Rodríguez contrarrestó los murales pintados y los gestos de los adeptos de Sendero Luminoso en el campus con sus propios murales basados en collages, poniendo su vida en riesgo.

La paz de Herbert Rodríguez es corrosiva como debe ser cualquier auténtico valor contracultural; sólo así será el fundamento de una democracia en el espíritu de la verdadera liberación. Todavía estamos en el proceso, incluso ahora.