El 15 de marzo la galería Herlitzka & Co. inaugura La morcilla de oro, exhibición de Juan José Olavarría que despliega una instalación pictórica donde vincula la historia de Venezuela con la de nuestro país.
La ambientación remite a una sala recoleta de museo, ahora llena de pinturas hechas con láminas de oro, que representan imágenes de comidas típicas de nuestro país donde la carne –cortada como cuerpo eviscerado— es clave. El artista desplegó una gran fiambrería. “Estoy adentro de la galería, sólo un espacio comercial, mostrando cómo se venden chorizos. La historia del arte se hace en otras partes”, señala Olavarría.
Artista multidisciplinario, activista comunitario, investigador sobre historia política, Olavarría investiga en bibliotecas y en la propia arena política. Hace textiles, performances, fotografía, video, dibujos, instalaciones. Desde hace 25 años realiza investigaciones de historia política en América latina. Indagó en temáticas tales como la violencia política, la situación en fronteras con focos violentos (como la de Venezuela y Colombia en 2007), salud mental y discapacidad, entre otros temas.
Las pinturas de cerdos, lechones, pollos, cortes de ganado vacuno, picadas como mandalas y ácidos diagramas de animales transforma la solemnidad de un museo en un ámbito mundano, precario, de violencia latente.
Ángela Bonadies escribe en el texto de sala: “Cruda”, “corte”, “violencia”, “colgados”, “carne”, “troceados”, “abiertos”, “verde vejiga”, “hojilla”, “rebanados” son algunas palabras que pueblan y frecuentan las visiones de Olavarría. La oscuridad que ilumina, la evidencia que se sirve en bandeja dorada y el dios dinero que se esconde tras los telones del arte. ¿Dónde se puede encontrar el altar de quienes consuman su fe? Dios que ilumina, que enceguece, que cede al encandilamiento, dios venal de la morcilla de oro: bestia dios, bestia dinero. “Tomad y comed todos de él.”
Marina Oybin