Hábitat
La arquitectura moderna nos cambiaría la vida. Esa era la promesa utópica de los edificadores del racionalismo que impregnó gran parte del siglo XX, para el cual el futuro sería el destino de bienestar, igualdad y progreso al que la humanidad llegaría indefectiblemente. Desde el espacio urbano, a la escena más íntima de nuestro hogar, la regulación de la vida social formaba parte de un plan para hacer de nuestro entorno un espacio socialmente controlado, limpio y normalizado.
Promediando el siglo XX, ni las ciudades ni nuestras casas se habían transformado todo lo suficiente como para hacer del paisaje citadino, ni del ámbito íntimo, un espacio regulado plenamente por la uniformidad y la rigidez. “La gran guerra” había dejado un mundo arrasado y colapsado en su fe positivista. El caos se imponía al orden y la irracionalidad a la ortodoxia funcionalista. Y mientras unos perdían la fe, otros renovaban sus esperanzas en una reactualización de las estrategias vanguardistas más radicales de principios del siglo XX. Una nueva generación de artistas volvía a pensar las relaciones entre arte y vida asumiendo las urgencias del presente.
Clorindo Testa, Luis F. Benedit, Horacio Zabala, Jacques Bedel, Alejandro Puente y Elda Cerrato participaron de la renovación artística que marcó el comienzo de los años 70 bajo el influjo de la tendencia conceptual, valiéndose del dibujo proyectual y de las convenciones gráficas de la representación arquitectónica. Sin embargo, las referencias a la arquitectura eran empleadas desafiando su principio de autoridad bajo procedimientos que imitaban su hacer invirtiendo completamente su lógica. Como saboteadores del lenguaje, estos artistas señalaban a través de sus obras el proyecto de la modernidad como empresa fallida. La línea pura y “objetiva” del registro constructivo se desmoronaba frente al trauma que sus imágenes escenificaban.
En un mundo permanentemente bajo amenaza donde nuestra capacidad de imaginación colisiona con las contingencias del presente, nuestro hábitat se ha transformado en una fatídica contra-utopía.
Jimena Ferreiro
Magister en curaduría en artes visuales, investigadora independiente y docente.