ELLAS
Marcela Astorga | Delia Cancela | Claudia Casarino | Elda Cerrato Mirtha Dermisache | Noemí Escandell | Anna Bella Geiger | Alicia Herrero | Narcisa Hirsch | Marta Minujín | Margarita Paksa | Anita Payró | Karina Peisajovich | Susana Rodríguez | Candelaria Traverso Dolores Zinny
Herlitzka + Faria presenta la muestra colectiva ELLAS, una selección de obras tanto históricas como contemporáneas, de las artistas mujeres de la galería.
En la actualidad, una exhibición de artistas mujeres no propone, en principio, ninguna gran novedad. Sólo en la última década, se han llevado a cabo importantes muestras de mujeres, enfatizando cada una de ellas su composición exclusivamente femenina en un sentido programático, e independientemente de -o adicionalmente a- sus recortes curatoriales. La reciente exposición Radical Women. Latin American Art, 1960-1985 es un buen ejemplo de ello. Como indica Cecilia Fajardo Hill en uno de los capítulos del catálogo que acompañó la muestra, la necesidad de organizar exhibiciones basadas en el género de las artistas, evidencia un vacío en el sistema del arte. Resulta problemático que el mismo sistema que juzga la calidad de las obras en base a la visibilidad y éxito de los artistas, frecuentemente se los niegue a las artistas mujeres[1]. Cuando en 2009 el Centre Pompidou modificó la exhibición de su colección permanente, presentando en la muestra Elles@centrepompidou. Artistes Femmes dans les Collections du Centre Pompidou obras modernas y contemporáneas realizadas exclusivamente por mujeres, lo hacía con la intención explícita de otorgarles un lugar legítimo en la historia del arte. Fue esa la primera vez que algo semejante se llevó a cabo en un museo nacional de arte. Una década más tarde, estamos aún en condiciones de preguntarnos si tal intención fue fructífera.
La muestra ELLAS invita a reflexionar sobre esa pregunta, reuniendo obras que atraviesan una multiplicidad de técnicas y soportes, que van desde la pintura y obra sobre papel hasta el textil, el video o la instalación.
En los años noventa, Delia Cancela realiza una serie de diseños textiles para una firma europea, -una de sus tantas producciones dentro del mundo de la moda- plasmados primero en papel, con témpera y acuarela. Sus títulos, Bon à tirer, refieren a un término propio del mundo de la impresión, que describe la primera copia perfecta utilizada para asegurar la calidad de todas las subsiguientes. Haciendo uso también de la impresión sobre tela, Claudia Casarino presenta Capiteles, una serie de serigrafías realizadas con tierra colorada. En su obra se pone de manifiesto un discurso vinculado con una idea política de lo que la mujer es dentro del Paraguay. Se exhiben aquí las imágenes de objetos domésticos, que funcionan como referencias metonímicas de las actividades de economía de subsistencia, a cargo de la población femenina. Candelaria Traverso se vincula también con la producción de arte textil, desde la influencia de las ferias regionales del Noroeste argentino. Reutiliza la arpillera sintética en la que se transportan las prendas de vestir, para elaborar tapices que evocan diseños ancestrales propios de la región andina, siendo la chakana (o cruz andina) el elemento predilecto.
Las escrituras ilegibles son una impronta de la obra de Mirtha Dermisache. Sus grafismos experimentan sobre la versatilidad del lenguaje y se estructuran de acuerdo a la arquitectura de formatos de escritura establecidos. Al estar perdida la dimensión semántica de la escritura, es el aspecto visual el que prima, el cual la artista desarrolla a partir de trazos ritmados, interpelando la significación de creación artística más allá de la referencialidad. También partiendo de la estructura del lenguaje, Susana Rodríguez trabaja con la idea de escritura a lo largo de su carrera. Si en los años 70 las escrituras evidenciaban una estructura que simula renglones, las Escrituras sobre el Erotismo de los años 80 presentan una composición seccionada en pequeños cuadrados. Cada recuadro exhibe una escena fragmentada que se ubica entre el erotismo y la violencia.
De Elda Cerrato presentamos una obra de la serie del Ser Beta, iniciada luego del nacimiento de su hijo. Las obras de esta serie presentan abstracciones biomorfas que, como han señalado diversos autores, inicialmente Elsa Flores Ballesteros[2], remiten a imágenes que podrían vislumbrarse al mirar a través de un microscopio, con formas ininteligibles que aluden a diagramas celulares. Con una propuesta pictórica marcadamente distinta, las obras de Anita Payró participan de las investigación sobre el lenguaje de la abstracción a través de la geometría, acentuando los ritmos de color. Marta Minuji?n, siguiendo su distintiva estética de colores brillantes, fluorescentes, presenta obras que se encuentran entre la pintura y el collage, explorando las relaciones entre forma, color y material. Surgen imágenes vibrantes y efervescentes realizadas a partir de telas superpuestas pintadas con acrílico. Resulta novedoso el uso del video por parte de la artista, quien, al proyectar la imagen de la pintura sobre si misma, incorpora movimiento real a la superficie pictórica. Desde el dibujo y la fotografía Karina Peisajovich recorre la historia de diversos sistemas de color, partiendo de su investigación sobre las teorías del comportamiento del color luz y del color pigmento. Los dibujos de la serie Teori?a del color remiten a las observaciones de Descartes, quien estudió el arco iris mediante la trayectoria de un rayo de luz dentro de una gota de agua, siendo sus fotografías Cada vez que veo un arco iris una reelaboración de la temática.
En Brasil nativo, Brasil alienígena Anna Bella Geiger conjuga una serie de 9 postales que exhiben escenas de indígenas en el Amazonas, y otras 9 en las cuales recrea las mismas composiciones en un ámbito urbano. De esta manera, la artista señala la mirada exótica que se hace sobre la población nativa, al tiempo que reflexiona sobre el carácter de la identidad brasileña.
Vinculada al minimalismo, Noemí Escandell desarrolló en los años 60 las llamadas Estructuras primarias. Rompiendo con la categorización tradicional de escultura y pintura, estas estructuras están conformadas por elementos geométricos modulares y colores puestos en relación en el espacio, en interacción con la arquitectura circundante. También con una propuesta instalativa, las obras de Marcela Astorga presentan un encuentro de materiales disímiles. Lo táctil se pone en juego tanto como lo visual, a partir de una fricción entre el acero o el hierro, materiales industriales, fríos, duros; y el cuero blando y orgánico. La elección de los materiales también denota sus intereses: si lo industrial apela a lo formal, vinculado al diseño, que es parte de su formación; el uso del material orgánico remite a su interés por “la piel”, en un sentido ampliado. El dúo Zinny & Maidagan produce grandes instalaciones, habitualmente site specific, estableciendo un diálogo con el entorno arquitectónico. Mauritia, obra de Dolores Zinny realizada en papel recortado, dibujado y pintado, fue parte de un proyecto instalativo para el Humboldt Forum en Berlín: una gran palmera de bronce dispuesta horizontalmente, que recorría el vestíbulo del edificio, de manera que la raíz de la palmera se encontraba con la copa. Integrándose y apropiándose de la arquitectura del edificio, la palmera unificaría el espacio colocando a los espectadores en su centro.
En su obra Sustancias, ritmos e instrumentos, recientemente ganadora del Primer Premio Pintura de la Colección Fortabat, Alicia Herrero se apropia del lenguaje gráfico normalmente utilizado por las matemáticas y la economía para abordar, desde el arte, el peso de la economía sobre nuestras condiciones existenciales. Su interés por los sistemas poco transparentes, como lo son la economía y las finanzas, la lleva a descubrir la materialidad de su lenguaje, revelando así ciertas persistencias formales. También en línea con la temática económica, en 1998 Margarita Paksa realiza una serie de trabajos vinculados con El lenguaje, el poder y el dinero. En ellas apela a recursos tan diversos como billetes, palabras, códigos de barra y fotografías de objetos y lugares, todos ellos como símbolos de dinero y de poder, temas que ocupan a la artista en épocas del gobierno neoliberal menemista de la década del 90.
El video arte y el cine experimenta en Argentina han encontrado en Narcisa Hirsch a una de sus principales exponentes. La artista ha definido el cine experimental como enigmático, porque su lenguaje requiere de una participación abierta del espectador, frente a los encuadres corridos de lugar, los fuera de foco, las imágenes que insinúan y se vuelven inesperadas. Presentamos un corpus de seis videos realizados en los años 60 y 70, que dan cuenta del prolífico trabajo de esta artista pionera en su campo.
[1] Radical Women. Latin American Art, 1960-1985. Los Ángeles: Hamer Museum, 2017, p. 21.
[2] La memoria en los bordes. Archivos de Elda Cerrato. Buenos Aires: UBA - Facultad de Filosofía y Letras, 2015, p. 29