Marcos Benítez
De la Serie AÓ / Proyecto Herbolario, 2021
Tejido de fibra natural y pigmentos naturales
100 x 100 cm c/u
En más de 30 años, mi obra ha ido transitando diferentes cuestiones. Sin embargo, hay algo que se ha mantenido, como un sustrato que recorre la base de mis preocupaciones. En este sentido, cuestiones como la relación entre el ser humano y el ambiente -con sus elementos como el agua y la tierra- han sido permanentes. Asimismo, y más específicamente, el consumo, el reciclaje, la deforestación, la relación con el territorio y la productividad.
Estas preocupaciones no son aleatorias. No tienen que ver con un despertar activista ni con un momento de toma de conciencia. Yo nací en un hogar atravesado por el respeto a todo ser vivo, mi madre, mi gran maestra, me mostró un camino y yo encontré en el arte, un lenguaje propio, el espacio para desarrollar y desplegar todo ese mundo.
En AÓ / Proyecto Herbolario, se atraviesan las líneas de deforestación, territorio y productividad de forma más puntual. En 2016, durante una residencia en Puerto Casado, localidad del Chaco paraguayo que ha sufrido una historia de despojo y extractivismo, me fijé en el quebracho, especie arbórea muy ligada a la historia de la localidad. Empecé allí a trabajar envolviendo con telas previamente enjuagadas en el río Paraguay, maderas de un antiguo muelle; casi como si se tratara de una performance, abracé con lienzo cada una de estas maderas, testigos de esa historia. El registro que cada lienzo recogía me devolvió el rastro de ese material que había atravesado un siglo de despojo.
Ya en Asunción, empecé a trabajar otro territorio, el de la Mata Atlántica, toda la riqueza de su selva, cuyas ramificaciones llegan hasta el Paraguay y que son el fundamento de la cultura herbolaria guaraní que hemos heredado. Esta selva, cada año se ve reducida en su extensión debido a factores económicos propios del extractivismo que no piensa en políticas de mitigación o en acciones de reforestación. Asimismo, los gobiernos no han podido o no han querido, ser funcionales a esta forma de producción, hacer frente a los procesos de deforestación, en este punto ya irreversibles.
En 2020, siguiendo ambas vertientes y en plena cuarentena, inicié recorridos por una ciudad sitiada que todavía conserva parte de su memoria forestal. En mis recorridos habituales, inicié una especie de inventario de aquellos árboles locales que en la ciudad de Asunción pueden encontrarse, a veces en gran tamaño.
Munido con metros de lienzo y una escalera, empecé el trabajo. Cada pieza de tela fue enjuagada, envuelta en un tronco y frotada con la misma tierra de la que el árbol nace y se alimenta. Me gusta pensar que en ese gesto puedo revertir simbólicamente un daño y al mismo tiempo generar una memoria de aquello que estamos perdiendo.
Marcos Benítez, 2025