Marta Minujín mano a mano con Analia Saban: un encuentro generacional inusual
Marta, me quedan algunas preguntas que me gustaría hacerte. Muchas veces te escuché decir que venís de otro planeta. Entonces, ¿cuánto sentís que sos autora de tus obras?, quizás sientas una canalización del inconsciente colectivo, algo así como que las ideas pueden llegar a venir de otro lado. En el caso de ser así, ¿sacaste alguna conclusión al respecto?
MM: nunca siento que es mi obra, sino que me trasciende. Las ideas se me ocurren solas, como si las ideas me usaran.
AS: hace unos días coincidimos con Marta en Paris. Llegamos el mismo día, una casualidad más. Marta iba a mostrar sus films en la retrospectiva que le organizó el Pompidou y yo estaba por inaugurar una exhibición en la Galería Praz Delavallade. Entonces fui al Pompidou y a ldía siguiente Marta vino a mi muestra.
Pero viendo todas las películas (era una retrospectiva bastante grande), mostraron desde El Partenón de libros, los registros hippies, todo hasta La torre de Babel. Y yo pensaba “Cuanta energía” y una de las películas que presentaste fue la realizaba bajo los efectos del LSD y me pareció interesante porque justo ahora que murió Steve Jobs en California, él habló mucho que una de sus influencias más grandes para su creación que revolucionó Apple fue que él experimentó con LSD y que ni personas tan cercanas como su mujer podían llegar a entender por lo que había pasado. Pero después cuando terminó la película dijiste “al final lo único interesante de esta película es que está hecha bajo el efecto del LSD”.
MM: si, exacto.
AS: entonces, te quería preguntar si sacaste alguna conclusión al respeccto.
MM: bueno, sirve muchísimo porque te expande la consciencia y ves las cosas con mucha intensidad y si vivís realmente en ese efecto vivís otra vida porque los hippies tenían una vida paralela a la sociedad. Una sociedad que se estrelló, pero fue tan interesante haberlo hecho que lo volvería a hacer, aunque ahora sería totalmente antiguo hacerlo.
AS: pero después a nivel creación de obra, ¿sirvió realmente?
MM: a nivel creación de obra no sirve porque el arte psicodélico pierde la identidad. Si vos abrís un libro de arte psicodélico no podés identificar a quién pertenece la obra de cada artista.
AS: ¿y eso es malo? ¿Importa?
MM: Y si importa porque por algo existimos. Atravesás el movimiento hippie, lo vivís y todo pero ese arte psicodélico no tiene un interés plástico en sí, en la historia del arte. El los 60 se abrieron más puertas para el arte. Toda la década es como el Renacimiento y en estos últimos 40 años siguen aquellas tendencias, pero no hay puertas que se abran.
AS: eso también te quería preguntar porque me pareció que luego de ver tu retrospectiva, luego de haber conocido a Warhol, Dalí, a tantos, a Kaprow, a toda esta gente que sabían cómo divertirse, digamos volvés a encontrar significado en el día a día, que no tiene ese vértigo. Me parece que la vida de ahora es aburridísima si la comparás con esos años.
MM: bueno no, porque de pronto logro hacer un arte imposible como La torre de Babel. Creo en lo imposible.
AS: entonces el significado lo encontraste en tu propia obra. La motivación, las ganas de seguir divirtiéndose. Eso lo llevaste a tu propio trabajo.
MM: a mi propia vida.
AS: sobre tu encuentro con la muerte que sucedió tan temprano con la muerte de tu hermano. Yo también tuve varias experiencias, desde que explotó la Embajada de Israel, en el 2005 me secuestraron por unas horas y pensaba que me iban a matar. Estar en contacto con la muerte fueron una motivación a la vez que saber desde muy temprano que esto se termina.
MM: la experiencia fue catastrófica. La experiencia de la muerte de mi hermano y todas las muertes son catastróficas.
AS: ¿y el suicidio?, ¿por ejemplo el de Greco?
MM: no, el de Greco yo lo considero una obra de arte. Era arte. Inclusive me pareció fantástico porque siempre lo quiso hacer. No era negativo. Era hacer de su propia vida y decidir su propia muerte.
AS: pero vos lo querías salvar porque ibas a buscarlo.
MM: si, cuando era muy chica quería salvarlo, pero después ya no porque me pareció que tenía que hacer lo que quería, tenía que elegir su vida.
AS: pero eso de alguna forma te sirve de motor? Porque también veo en estos últimos años, y lo escuché en una entrevista que hay que apurarse, que hay que hacer cosas. ¿Te sirve de motor saber que hay un límite de alguna forma?
MM: y sí, hay un límite del tiempo. El de la edad. Hay un límite. Creo que siempre hay que pensar en algo imposible para hacer porque te da un motor para seguir. Podés hacer cosas aburridas pero si tenés algo imposible en que pensar, ese imposible no existe.
AS: con respecto a tu proceso creativo. Por un lado acá te conoce todo el mundo, siempre hay un montón de gente a tu alrededor, ¿pero sentís soledad en tu proceso creativo? Vos y tus ideas, ¿cómo te llevás con esa soledad?
MM: mal, me siento mal porque no puedo estar sola, me agarra una angustia existencial, terrible (pausa). Es esa angustia de existir que no la podés razonar.
AS: ¿qué tipo de recursos utilizás? ¿Te sirve rodearte de gente?
MM: el trabajo me salva, aunque no me interese lo que hago. Ya la actividad me salva.
AS: otra cosa, a veces me parece que los artistas de base empiezan a buscar reconocimiento, buscan la fama, quería preguntarte cómo te fue en ese plano ¿Tenés alguna conclusión al respecto? ¿Alguna vez te lo cuestionaste? ¿Fue un tema impulsivo?, ¿valió la pena?
MM: creo que me tocó por destino porque siempre fui distinta a los demás. El ser diferente llamó la atención y ocurrió todo lo que ocurrió. Después en el momento de la fama, que fue con Warhol, ahí lo único que sentí que me interesaba la fama, pero en el sentido que a los demás le interesase la fama. Pero a mí no me interesaba ser famosa. Lo que me interesaba era el interés, la curiosidad de por qué la gente buscaba la fama.
AS: claro.
MM: para obtener dinero, prestigio, dinero, para obtener lo que sea.
AS: ¿y tu propia motivación por la fama de donde venía?
MM: fue por casualidad. Es que hice algo tan contundente como La Destrucción y todo lo que vino después que fue inevitable. Accidentes de la vida que te van llevando.
AS: cuando te volvés autocrítica con vos, ¿cuáles son tus pensamientos?
MM: lo supero.
AS: lo tirás a un costado y seguís adelante
MM: si.
AS: y la última pregunta es ¿talento o disciplina? ¿Cuál de los dos te ayudó más?
MM: talento. Talento natural. Yo creo que soy genia, ese es el tema. Creo de verdad y siempre lo creí entonces no me importan que me digan “no lo es, no lo es” porque yo creo que soy un genio…
AS: pero hay una frase en inglés que dice “Talent is cheap”, ¿no? Sin disciplina también es … bueno existe esa frase.
MM: ¿viste que dicen que hay que practicar 8 hs por día el piano?, bueno yo no creo en eso, podés ser un genio sin practicar. Pero lo que pasa es que también el oficio te lleva, te lleva el entorno. Entonces el trabajo sirve para desarrollar ideas. Vos estás haciendo algo mecánico, por ejemplo yo pongo venecitas o tantas cosas aburridísimas que hice, pero vuelo.
AS: como para que no se atrofien los dedos del pianista.
MM: para poder volar. Lo usas como un aeropuerto. Si vos vas a tu estudio es tu aeropuerto. Ahí volás o no volás.
AS: bueno, pero hay que tener la disciplina de ir al estudio.
MM: ah, eso sí.
AS: nada más.
Agradecimiento: Jimena Ferreiro
Buenos Aires, 18 de noviembre de 2011 en 11x7 la Galería.