Catwalk (Pasarela), exhibición de la reconocida artista Delia Cancela reúne más de un centenar de dibujos y bocetos, un registro de performance y un vestido, obras históricas de los años 70 y 80, y otras de los 90, la mayoría muy pocas veces expuesta. En estas piezas habitan desde su mundo más íntimo hasta sus diseños a contrapelo de la mirada heteronormativa de época.
Como en una pasarela, la exhibición sumerge al espectador en el universo exuberante, lúdico y sensual que la artista creó para hombres y mujeres, y también en los retratos que hizo de personajes cercanos. Sus diseños evidencian una dimensión performática ineludible, y dan cuenta de su particular visión avant garde.
“La idea de trabajar con el cuerpo y crear ropa, para mí era como hacer una escultura, como cuando ahora hago una escultura blanda: trabajaba directamente con el cuerpo”, señala Cancela. Y añade sobre ese momento: “Como artistas nunca nos interesaron las categorías. Trabajar en la moda fue simplemente como cambiar de soporte”.
Para Cancela, no hay una escisión entre arte y moda sino que se trata de un continuum creativo: “Para crear imágenes, ya que de eso se trata, no importa el medio: lo que cuenta es transmitir ideas y emociones, sirviéndose, para la experiencia artística, indiferentemente de la pintura, el dibujo, la moda, la fotografía, el video. Eso hace a la obra, por su multiplicidad difícil de clasificar, pero no por eso menos coherente”.
“Con el mismo impulso y sin hacer distinciones intelectuales, con la misma fuerza y originalidad y con una continuidad indiscutible, Delia Cancela ha pintado, dibujado, creado vestuarios y practicado, a su manera, la moda”, sostiene Javier Arroyuelo, quien escribió una columna en Vogue París sobre arte, literatura, música y personajes. Para el especialista, la de Cancela es una estética sofisticada y silvestre a la vez, como de fábula para todas las edades.
La muestra incluye obras claves en la producción de Cancela, artista que participó activamente en el Di Tella y comenzó a hacer foco en la moda y a poner en cuestión los cánones imperantes sobre la supuesta mirada femenina –y su concepción del amor y de la vida— ya desde comienzos de los años sesenta. En los desfiles de sus colecciones participaron actrices, modelos y bailarines, uniendo moda y performance.
“Los vestidos eran modificados y, en alguna ocasión, incluso, terminados durante la sesión. La cara de la modelo, el maquillaje, el pelo participaban en completar el estilo que ellos proponían. Sus tapas para Vogue funcionaban como relato de un proyecto creativo”, escribe Horatio Goñi Rinaldini en el catálogo de la muestra Pablo & Delia, en la galería londinense Judith Clark (2001).
Para Cancela, ese período implicó un salto que unió arte y vida, donde los cuadros cobraron vida en la ropa. “El vestido se convierte en un lienzo –escribe Goñi Rinaldini—. La relación directa y estrecha entre el vestido y el arte alcanza aquí su punto álgido. Es su mejor logro. La moda se convierte en un medio de expresión que nos hace olvidar ligeramente la funcionalidad de la pieza”.
Junto a su pareja Pablo Mesejeán, conformó la primera aventura artística a dúo en el arte argentino. Viajaron a Nueva York y luego a Londres, en 1970, donde sus trabajos se publicaron en revistas como Vogue y Harper’s Bazaar. Crearon Pablo & Delia, su propia marca de ropa que integra la colección del Victoria & Albert Museum de Londres. Tras vivir en 1967 en París gracias a una beca otorgada por el gobierno francés, integraron Experiencias 68 (donde crearon una revista de moda sin texto) y realizaron el desfile Ropa con Riesgo en el Instituto Di Tella. Juntos escribieron su icónico manifiesto.
Marina Oybin