Martín Churba

Mutación

El 28 de mayo inaugura Mutación en Herlitzka & Co., la primera exposición individual de Martín Churba (Buenos Aires, 1970) en la galería. Aquí irrumpe otra dimensión de su trabajo, donde el textil se emancipa del cuerpo, pierde toda funcionalidad y se afirma como obra autónoma, tal como señala Daniela Lucena en el texto de sala. Esa transformación formal responde a un giro conceptual profundo.

Churba desarrolla una técnica singular que fusiona gestos físicos, pintura expandida, y procesos de transferencia sobre distintos soportes textiles. El resultado son piezas únicas marcadas por una simetría intencionadamente inexacta, donde lo manual convive con una lógica visual cercana a lo industrial, sin que se diluya la impronta artesanal. Ese cruce entre saberes de las bellas artes y materiales no tradicionales configura el corazón de su práctica: una exploración sensible que convierte al textil en territorio de trazo, afecto y memoria.

Dentro de esa búsqueda, los materiales descartados cobran protagonismo. Lo que el sistema desecha se vuelve recurso estético y conceptual, como sucede en una serie reciente en la que los maples de huevo ocupan un lugar central.

El trabajo compartido es otro eje fundamental en su obra. A lo largo de su trayectoria, Churba ha sostenido un hacer colectivo que se nutre del diálogo con comunidades, artistas y diseñadores. Hoy esa dimensión se manifiesta en el colectivo Tsufwelej —palabra wichí que significa “abrazos” o “enlazados”—, que integra junto a Fidela Flores, artista textil wichí del Chaco salteño, y Candelaria Aaset, artista y curadora radicada en Tilcara. En ese entramado colaborativo se activa un saber que entiende la creación como una forma de vínculo: un espacio desde el cual es posible narrar, percibir y habitar el mundo de otras maneras. Y también transformarlo.

 

Prensa

Marina Oybin

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